Dulces sueños...

En casa tenemos una forma de dormir para cada uno...

El mayor nunca tiene sueño, y tras la lucha por meterse en la cama duerme sin moverse y tapado hasta las orejas...

El mediano duerme como un tronco pero con el baile de San Vito, no para de moverse, se cae de la cama e incluso hay días que me lo encuentro dentro de la funda de la almohada cual sirena...

El pequeño es caso aparte.
Recién nacido no paraba de dormir, de echo no se despertaba ni para comer...
Luego pasó la época de despertarse cada 45 minutos...
Y ahora estamos en la fase en la que no se duerme si no estoy a su lado y todo después de seguir un ritual: mama quiero agua, mama me tapas (porque él no pregunta, afirma), mama quítame la almohada, mama me tapas, mama quiero agua, mama me hago pis, mama dame la almohada... Claro está que cuando se duerme me piro sin hacer ni un sólo ruido porque El Niño tiene un oído que para qué.
Y luego a las 5:45 tooooooodos los días se despierta llamándome a grito pelao.
"Mamaaaaaaaaaaaaaaaaa"
Y como yo a esas horas no tengo fuerza de voluntad ni soy persona ni nada, hago lo peor que se puede hacer: meterlo en mi cama!!

Para que su rutina sea diferente y llegue el día en que no me llame a grito pelao, le he hecho un cojín nube... No se sí le
servirá de algo, a mi el hacerlo me ha servido de terapia...



Ya os podéis imaginar mi ritmo de sueño... Y el del padre de las criaturas da para otro capítulo!! ;)

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